miércoles, 2 de diciembre de 2009

Topy Top y las minorías


Es un día poco común por estas épocas del año: friolento con las pistas mojadas y miles de transeúntes abrigados usando el puente Santa Rosa que une el distrito del Rímac con el centro histórico de la capital del Perú. La diversificación de estilos gustos y circunstancias se puede notar con facilidad. 






Muchos caminan de prisa otros se toman una pausa para ver un río poco atractivo pero único, y los rasgos característicos son variados dependiendo de su procedencia, posición social y cultural que se ve reflejado en gran manera en su forma de vestir, caminar y al momento de elegir; por consiguiente podría decirse que estamos frente a una reunión de culturas, gustos, estilos, colores destinos, dirigidos al mismo lugar, a un núcleo antiguo y comercial – el jirón de La Unión – es una calle, angosta peatonal, entre la Plaza Mayor y la Plaza San Martin, que alberga un gran número de tiendas comerciales, cines, casinos, dentro de los cuales se alza una legendaria tienda que comercializa la marca peruana ‘Topy Top’ que se mezcla en la infinidad de casas comercializadoras de ropa y demás servicios. Topy Top muestra su imponente edificio color blanco y un agente de seguridad, bien vestido, observa desde la puerta principal, respondiendo preguntas de muchos transeúntes, mientras la tarde se pone más calurosa y el reloj marcara las tres.

Cuatro modelos de pantalones y 3 camisas diferentes se ven desde las afueras de la tienda. Un rico aroma y una suave melodía susurran los oídos al ingresar, mientras tanto una de las 6 bellas damas se ofrece para brindar una cálida información de los modelos y los precios de ropa en su mayoría pantalones y camisas .Un aproximado de 20 personas ocupan la tienda aparte de los empleados, una cifra muy débil en comparación la multitud que cruza las afueras. Y en los dos lugares de pago una pareja se dispone cancelar la compra de una camisa y un pantalón ambos valorizados en 112 soles, un precio no alineado con algunas de las tantas tiendas del lugar. Mientras disfrutamos de el límite entre el día y la noche, TOPI TOP cuenta con 38 visitantes y sólo dos se prestan a cancelar en una de las dos ventanillas de pago, sólo una funcionado. La curiosidad nos lleva por un momento a la competencia más cercana, una galería abarrotada de gente y una larga lista de personas adquiriendo diversas prendas de vestir de marcas importadas y falsificadas.


Regresando a observar nuestro objetivo, lo cual parece una reliquia del edén en una ciudad colmada de empresas extranjeras y con gente cegada en la ignorancia y el desconocimiento y en consecuencia poco comprometida con la industria textil nacional, lo cual ubica al empresario peruano por debajo de un extranjero en su propia nación. Topy Top, industria nacional, deja pasar la noche con sus escasos clientes de una exclusiva clase social, pero escasa al fin, luchando por sobrevivir en un mundo globalizado, fiel a los valores nacionales con el ícono de colores patrios y soñando aún con el éxito de la industria textil nacional, esperando para ésto la colaboración de todos los peruanos que ven más allá del simple momento y que aún se resignan a pensar que el Perú puede ser mejor y más grande de lo que es hoy.


Las 8 de la noche los visitantes van disminuyendo, las ventas no fueron malas pero pudieron ser mejores si cada peruano de propusiera llevar siempre puesto un producto nacional; es una necesidad esencial y puede ser abastecida por los propios peruanos y con mucha calidad y en un mediano plazo lo nacional desbanque a lo barato y absurdo al fin por el destino que le damos a nuestro dinero. 9 y treinta de la noche un día mas lo nacional perdió ante lo extranjero y el Perú sigue siendo un mendigo en una silla de oro partiendo desde la industria textil. Peruanos que matan su industria que podría ser el sustento de sus generaciones y que están cegados por la ignorancia y la poca identificación con el país y con el futuro. Es necesario entonces formar canales no para eliminar la competencia si no para estar sobre ella y vivir las noches como esta con una gran satisfacción de ver como el peruano compra lo suyo, se identifica con lo que hace, crea puestos de trabajo y además viste bien como corresponde a un Perú moderno y grande por tradición y como deberíamos ser siempre en la industria textil como punto de partida.


Por: Carlos Requejo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

eso es verdad la poca informacion de la gente nos limita ser un pis pobre y poco iudentificadas con lo ke realmente tiene

Anónimo dijo...

la actutud del consumidor peruano hace años era mucho peor que hoy. antes lo extranjero era bueno y lo nacional malo pero estamos cambiando, yo creo que poco a poco la gente se va educando